BHP, una de las compañías mineras más grandes del mundo, ha tenido una relación marcada por altibajos con su división de níquel en Australia Occidental, conocida como Nickel West. Esta relación ha estado llena de decisiones estratégicas que reflejan tanto las fluctuaciones del mercado del níquel como los desafíos internos que enfrenta la compañía. La historia reciente de Nickel West es un testimonio de cómo las grandes empresas deben adaptarse a condiciones de mercado cambiantes y, en ocasiones, tomar decisiones difíciles para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.
En 2014, BHP tomó la decisión de excluir a Nickel West de la escisión de South32, una nueva empresa creada para manejar los activos no esenciales de BHP. Esta exclusión marcó el inicio de una fase complicada para Nickel West. Mientras South32 ha prosperado desde entonces, aumentando su valor de mercado en un 50% desde su debut para alcanzar los $9.5 mil millones, la exclusión de Nickel West generó incertidumbre sobre el futuro de esta operación. Esta decisión podría haber sido vista como un golpe en su momento, pero con el tiempo, algunos en la gestión de Perth pueden considerar que fue una bendición disfrazada.
Ese mismo año, BHP también rechazó varias ofertas de compra por Nickel West, incluyendo propuestas de grandes jugadores de la industria como Glencore y el grupo chino Jinchuan. Las ofertas, que llegaron a valorarse hasta en $1 mil millones, fueron desestimadas por BHP. En lugar de vender la división, la compañía decidió continuar con la operación e incluso expandirla. Esta decisión estuvo impulsada por el optimismo en torno al creciente papel del níquel en la industria de vehículos eléctricos (EV), lo que llevó a BHP a invertir en la construcción de una planta de sulfato para transformar Nickel West en una operación de “mina a mercado”.
Sin embargo, la realidad del mercado ha sido desafiante. A pesar de los esfuerzos de BHP, que incluyeron una inversión de $3 mil millones desde 2020 para sostener y expandir la división, la compañía se vio obligada a admitir la derrota en julio. Esta inversión masiva incluyó la adquisición de nuevos activos como la refinería de níquel Kwinana, el fundidor de níquel en Kalgoorlie, las minas en Mt Keith y Leinster, así como el proyecto West Musgrave, que BHP heredó tras la compra de Oz Minerals por $6.4 mil millones el año pasado. A pesar de estos esfuerzos, las condiciones del mercado han resultado ser más difíciles de lo previsto.
BHP ha descrito la situación como una “suspensión temporal” de las operaciones en Nickel West. Sin embargo, al analizar el panorama presentado en los resultados anuales de la compañía, parece que esta suspensión podría durar más de lo esperado. Según BHP, los “indicadores de demanda” provenientes de los mercados de acero inoxidable y vehículos eléctricos, que se han observado desde el anuncio de la revisión en febrero, han sido mayoritariamente negativos. Por otro lado, la respuesta en términos de suministro tampoco ha sido suficiente para cambiar la perspectiva de la empresa.
En cuanto al suministro, BHP ha señalado varios factores que han afectado negativamente a la industria del níquel. Entre ellos se encuentran las suspensiones adicionales de proyectos, los retrasos en las aprobaciones mineras en Indonesia antes y después de las elecciones presidenciales, la suspensión por parte de la London Metal Exchange (LME) de las entregas de metales rusos en respuesta a las sanciones de Estados Unidos y el Reino Unido, y los disturbios civiles en Nueva Caledonia, que representa aproximadamente el 6% del suministro mundial de níquel extraído. Todos estos factores, según BHP, han contribuido a una visión poco alentadora para la industria del níquel, que parece estar encaminada a un período prolongado de superávit que podría extenderse hasta la última década del siglo.
Los precios del níquel han mostrado cierta recuperación desde los mínimos de seis meses registrados esta semana, alcanzando el nivel de $17,000 por tonelada. Sin embargo, el mercado sigue firmemente en territorio bajista, con una caída de más del 20% desde los máximos alcanzados hace solo tres meses. Esta tendencia refleja la dificultad de revertir la situación actual del mercado a pesar de los esfuerzos de BHP y otras empresas del sector.
La relación de BHP con Nickel West es un claro ejemplo de los desafíos que enfrenta la industria del níquel en un entorno de mercado volátil. A pesar de las significativas inversiones y esfuerzos para revitalizar la operación, la realidad del mercado ha obligado a BHP a tomar la difícil decisión de suspender temporalmente las operaciones. Esta decisión, aunque presentada como temporal, podría marcar el comienzo de un replanteamiento más profundo de la estrategia de BHP en el sector del níquel, un sector que parece estar enfrentando un futuro incierto en los próximos años.

