Enclavada en las montañas del norte de Guerrero, la mina Capela es una de las operaciones subterráneas más modernas y estratégicas del portafolio de Industrias Peñoles. Ubicada en el municipio de Teloloapan, esta unidad minera se ha consolidado como una fuente clave de producción de metales base, especialmente plomo, zinc y plata, en una región históricamente rica en recursos minerales pero también marcada por desafíos sociales y de seguridad.
Capela inició operaciones comerciales en el año 2020, tras una inversión cercana a los 340 millones de dólares. Su construcción respondió a la necesidad de modernizar y sustituir gradualmente a la antigua Unidad Francisco I. Madero, en Zacatecas. Con esta transición, Peñoles apostó por concentrar la producción en una instalación más eficiente, equipada con tecnología de última generación y con mayor potencial geológico.
La mina opera bajo el método de explotación subterránea, con una capacidad de procesamiento que ronda las 4,500 toneladas de mineral por día. Su planta concentradora utiliza procesos de flotación diferencial para la obtención de concentrados de plomo y zinc, con contenidos significativos de plata. Estos productos se envían posteriormente a otras instalaciones de la empresa para su tratamiento final o exportación.
Desde el punto de vista geológico, Capela se localiza en una zona con mineralización tipo skarn, lo que favorece la presencia de varios metales valiosos en un mismo depósito. La empresa mantiene un programa constante de exploración para extender la vida útil de la mina, que actualmente se proyecta en al menos una década, aunque con potencial para extenderse en función de nuevos hallazgos.
La infraestructura de Capela está diseñada para operar con altos estándares de eficiencia y sustentabilidad. Cuenta con su propio sistema de disposición de jales, instalaciones de manejo de agua y medidas avanzadas de control ambiental. Industrias Peñoles ha implementado prácticas alineadas con estándares internacionales como ISO 14001, lo que respalda su compromiso con la gestión ambiental responsable.
Uno de los aspectos más delicados en la operación de Capela es su contexto geográfico. El norte de Guerrero ha sido históricamente una región con presencia de grupos armados y conflictos territoriales. A pesar de estos riesgos, la compañía ha logrado mantener su operación estable mediante una coordinación estrecha con autoridades locales y federales, así como con protocolos internos de seguridad reforzados. No obstante, los eventos recientes, como los ataques a unidades de transporte vinculadas a la mina, evidencian la persistente fragilidad en el entorno.
En lo social, la mina Capela ha generado cientos de empleos directos e indirectos, beneficiando a comunidades cercanas como Tehuixtla, Pachivia y Teloloapan. Además de empleo, la operación ha contribuido a proyectos de infraestructura, salud y educación como parte de sus programas de desarrollo comunitario. La relación con las comunidades ha sido cuidadosamente gestionada por Peñoles, que históricamente ha buscado mantener un enfoque de minería socialmente responsable.
En términos logísticos, el concentrado producido en Capela se transporta por carretera, lo que representa un reto adicional dada la inseguridad en algunas vías. Para reducir riesgos y garantizar el flujo constante de material, la empresa ha invertido en sistemas de monitoreo satelital, controles logísticos estrictos y medidas de protección para su personal y activos.
La mina Capela no solo es un activo relevante para Peñoles por su producción, sino también por su valor estratégico en el contexto de la minería mexicana. Representa una nueva generación de operaciones, pensadas desde su origen para ser sostenibles, eficientes y adaptadas a un entorno regulatorio cada vez más exigente. En un país donde muchas minas tienen décadas en operación, Capela es un símbolo de renovación y compromiso con la innovación minera.
A pesar de las complejidades del entorno, la mina ha demostrado su viabilidad técnica y económica, consolidándose como un referente en la producción de metales base en México. Su éxito dependerá en gran medida de mantener la estabilidad operativa, profundizar el diálogo con las comunidades y seguir apostando por la exploración como herramienta para asegurar su futuro.
En definitiva, Capela es mucho más que una mina. Es un proyecto que resume los retos y oportunidades de hacer minería moderna en México: un equilibrio delicado entre rentabilidad, responsabilidad social, sostenibilidad ambiental y seguridad operativa.
Datos Clave – Mina Capela
- Nombre del proyecto: Unidad Minera Capela
- Empresa operadora: Industrias Peñoles, S.A.B. de C.V. (subsidiaria de Grupo BAL)
- Ubicación: Teloloapan, Guerrero, México
- Coordenadas aproximadas: 18.380° N, 99.900° O
- Tipo de operación: Subterránea
- Método de procesamiento: Flotación diferencial
- Capacidad de planta: ~4,500 toneladas por día
- Inicio de operaciones comerciales: 2020
- Inversión inicial estimada: USD $340 millones
- Producción principal: Concentrados de zinc, plomo y plata
- Metales secundarios: Cobre (en menor proporción)
- Tipo de mineralización: Skarn polimetálico
- Vida útil estimada: Mínimo 10 años (con posibilidad de extensión)
- Propietario del 100%: Peñoles (a través de Minera Capela, S.A. de C.V.)
- Sistema de disposición de jales: Presa de jales propia con estándares ambientales
- Certificaciones ambientales: ISO 14001 (gestión ambiental), Código Internacional del Cianuro (no se usa cianuro, pero aplican protocolos similares en seguridad química)
- Mano de obra: ~600 empleos directos y más de 1,500 indirectos
- Destino del concentrado: Transporte terrestre a plantas de fundición o exportación
- Retos clave: Seguridad regional, logística terrestre, relación con comunidades
- Proyectos sociales activos: Salud, infraestructura escolar, agua potable, capacitación técnica
